Ópera prima del director en la que compara el terror ficticio con el real, enfocando este ultimo de una forma tremendamente cruda. Bogdanovich hace que Boris Karloff se interprete a si mismo dando vida a un personaje anciano y actor encasillado en el cine de terror cuyos días de gloria quedaron atras. Byron Orlok, el personaje de Karloff, decide retirarse del mundo del cine y planea hacer una aparición en un autocine para hacer publica su decisión. Paralela a esta historia, un joven (veterano de Vietnam) de clase media y aparentemente buena persona, se aficiona en exceso a las armas y un día decide hacer una masacre, empezando por su familia y mas tarde tiroteando una autopista, para terminar en un caótico tiroteo en el mismo autocine en el que Orlok decide desvelar sus intenciones de retirarse. Película con trazas de documental y numerosos homenajes tanto al cine como a su idolatrado Howard Hawks. Planos subjetivos detrás del punto de mira del arma empuñada por el asesino y que nos plantea de una forma simple y directa como el ser humano es capaz de superar a cualquier ser terrorífico inventado por el mismo.
"Estos son la clase de monstruos que dan miedo", con esta frase termina la cinta de Bogdanovich que quizá no envejezca tan bien, pero que te deja un sabor a cine personal y arriesgado que se agradece. Merece la pena su visionado solo por ver a un Boris Karloff sin maquillaje y haciendo un papel mas que correcto.
