Película que narra la vida de una familia multimillonaria norteamericana, los Beakeland, centrando el interés en la mujer, Barbara y su hijo, Tony.
Una impresionante Julianne Moore da vida a una mujer engreída, egocéntrica, superficial y dominante y de como cae a la mas absoluta desgracia emocional, llegando a traspasar lineas inmorales que tendrán consecuencias mas allá de ella.
Una puesta en escena impresionante y una fotografía enorme que te transporta a la Europa adinerada de los años '50, '60 y '70. La cinta huele a rancio, a flores, a playa, a pintura, a madera. La música envuelve de maravilla y te ayuda a plantarte allí donde se cuenta la historia.
El problema viene en un guion que no profundiza en unos personajes que podrían dar mucho mas de si y aportar un enorme peso a la trama. Personajes vacíos que entran y salen de la historia sin explicación ni tratamiento, son presenciales y absorvidos por el trío (o la dupla) de los Beakeland.
Un montaje que te saca de la historia, te la corta y la engancha donde se le antoja que rompe una tensión que debería ir creciendo.
Belén Rueda, Unax Ugalde y Elena Anaya se pasean delante de la cámara con una indiferencia propia de un guion que casi los ignora.
Recomendable por ver a una Julianne Moore que nunca falla, descubrir a un Eddie Redmayne en un papel que le va como anillo al dedo, por esa fotografía tan conseguida y por la búsqueda de situaciones incomodas.
Decir que esta basada en hechos reales y que la vida que sigue después de la historia contada por Kalin puede resultar mucho mas interesante.
